Manual de documentación y terminología para la traducción especializada
Consuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra (eds.)
Manual de documentación y terminología para la traducción especializada.
Arco Libros, Madrid, 2004, 557 páginas
ISBN: 84-7635-578-5
Con el presente libro, Consuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra vienen a cubrir las actuales técnicas documentales aplicadas a la traducción especializada mediante un estudio riguroso y un análisis crítico a cargo de los más destacados y reconocidos especialistas: Ernest Abadal, Juan José Arevalillo, Josep E. Bonet, Mª. Teresa Cabré, Silvia Carbajo, Xosé Castro, Pilar Cid, José Antonio Cordón, Gloria Corpas, Pedro Díez, Pilar Elena, Esther Fraile, Valentín García Yebra, Cristina Gassó, Carmen Gómez Pérez, Consuelo Gonzalo, José Martínez de Sousa, Roberto Mayoral, José Antonio Merlo, Ana Mª. Monterde, Fernando A. Navarro y Mª. José Recoder. Este libro resultará de gran utilidad tanto para profesionales de la traducción técnica, terminólogos, documentalistas, lexicógrafos y lingüistas como para el docente e investigador interesado en la materia.
Inician el manual un conjunto de trabajos de carácter teórico pero de origen aplicado que giran en torno a una idea: la necesaria especialización del traductor y la necesaria delimitación del papel de la documentación y la terminología en este aspecto. Como muestra de la necesidad de coherencia encontramos un ejemplo de la mano de García Yebra: un análisis de la formación de términos técnicos que llega a proponer soluciones que doten de coherencia a estas unidades que resultan tan útiles para el lenguaje especializado.
A continuación, la necesaria especialización del traductor se trata desde dos puntos de vista, el técnico-científico y el jurídico. Bonet y Mayoral en sus respectivos artículos establecen los criterios, parámetros y necesidades reales que existen en relación con la actividad traductora. Una revisión de los enfoques tradicionales muy recomendable. En el trabajo de Recoder y Cid y en el de Cabré encontramos las reflexiones teóricas y las instrucciones necesarias para entender la necesidad de manejar adecuadamente las fuentes de información documentales y terminológicas en traducción especializada. Cordón cierra esta primera parte con un interesante trabajo interdisciplinario que trata de la relación entre la bibliometría y la traducción.
El segundo bloque, compuesto por siete capítulos, se centra en la competencia documental y terminológica del traductor especializado. Un factor importante es el tratamiento de la lexicografía especializada que analiza y clasifica Martínez de Sousa, quien propone soluciones para mejorar la calidad en la producción editorial de obras especializadas. La cuestión de las nomenclaturas normalizadas, que engloba aspectos como el consenso terminológico y el problema de la sinonimia y la polisemia, queda reflejada en el trabajo de Navarro, que versa sobre el lenguaje médico y el farmacológico. Otros temas de interés en este bloque se ocupan de la búsqueda de recursos y compilación de corpus, siendo Corpas la que nos indica los pasos a seguir para la creación de corpus virtuales de calidad.
Resulta muy interesante la relación entre la ilustración y la traducción especializada que hace Monterde. La autora demuestra cómo el traductor de textos técnicos debe tener una formación que le permita interpretar las ilustraciones de este tipo de textos. Este último punto lo reafirman Elena y Gómez Pérez al estudiar las fuentes de información en Internet para la traducción biosanitaria alemán-español, que parten de la base de que el traductor ha de aprender los conocimientos básicos del campo sobre el que va a traducir y, siguiendo unos criterios de evaluación, se nos ofrece una nómina básica y abierta de sitios útiles para llevar a cabo el proceso documental en este ámbito.
Un buen ejemplo de fuentes de información para la actividad traductora es la página DocuTradSo, que incluye una clasificación de fuentes de utilidad para el traductor, ya que, como afirma la autora, Gonzalo, «saber documentarse es saber identificar el problema y categorizarlo». Basándose en DocuTradSo, más adelante la autora junto con Esther Fraile nos ayuda a evaluar los recursos lingüísticos en línea mediante un modelo de ficha descriptiva y gran variedad de ejemplos. Merlo nos proporciona también una visión genérica acerca de la existencia de los diferentes recursos documentales y hace una útil clasificación de las fuentes para la obtención de información.
En la tercera y en la cuarta parte del manual encontramos una serie de artículos que, a través de ejemplos y descripciones de herramientas y recursos, tratan de los cambios e innovaciones que han supuesto para el traductor especializado la aparición de Internet y las nuevas tecnologías.
Bonet describe el proceso desde que se envía la petición al Dirección General de Traducción de la Comisión hasta que se alimenta la LDR de Euramis y se actualiza la base de datos Multiterm, un ejemplo del marco teórico anteriormente establecido. A continuación, Castro, desde el teletrabajo, ofrece una revisión de los recursos documentales y profesionales más relevantes para la actividad traductora. Siguiendo la misma línea, Abadal trata los entornos de recuperación de información (RI): la búsqueda semántica y la búsqueda por patrones, para resaltar la importancia del control terminológico. Orzas presenta los puntos de divergencia que tendrían que ser considerados de cara a desarrollar trabajos que integren modelos lexicográficos y terminológicos, remarcando el carácter multidisciplinar de la terminología y la lexicografía. Y cierra esta parte Arevalillo, que aporta interesantes comentarios a partir del análisis de los componentes traducibles de un programa, teniendo como marco la gestión de la documentación en proyectos de traducción de programas informáticos.
La traducción asistida abre la cuarta parte del libro, dedicada a los recursos tecnológicos de apoyo a la comunicación interlingüística. En los tres primeros capítulos del bloque, Carbajo, Díez y Gassó nos muestran las características y oportunidades que brindan al traductor programas como Trados, Transit y Déjà Vu, y en el cuarto y último es Arevalillo el encargado de presentarnos Catalyst y Passolo, programas de gran utilidad para la traducción de programas informáticos o localización. Los especialistas que se han ocupado de este bloque animan con su experiencia y explicaciones al traductor a formarse en el manejo de herramientas, ya que el esfuerzo que este manejo implica se compensa con creces con la productividad.
En conjunto, todo un alegato a la necesidad de cambio y formación para asumir las ventajas de las tecnologías en la traducción. Este manual resultará de gran utilidad profesional para el lector, ya que incluye también gran cantidad de aspectos prácticos relacionados con la búsqueda, selección, evaluación y procesamiento de la información en el marco interdisciplinario de la traducción especializada.
José Gabriel Campos López
jose.campos@alumail.uji.es
Anna Estellés Palanca
anna.estelles@alumail.uji.es
Universitat Jaume I de Castellón
Consuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra (eds.)
Manual de documentación y terminología para la traducción especializada.
Arco Libros, Madrid, 2004, 557 páginas
ISBN: 84-7635-578-5
Con el presente libro, Consuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra vienen a cubrir las actuales técnicas documentales aplicadas a la traducción especializada mediante un estudio riguroso y un análisis crítico a cargo de los más destacados y reconocidos especialistas: Ernest Abadal, Juan José Arevalillo, Josep E. Bonet, Mª. Teresa Cabré, Silvia Carbajo, Xosé Castro, Pilar Cid, José Antonio Cordón, Gloria Corpas, Pedro Díez, Pilar Elena, Esther Fraile, Valentín García Yebra, Cristina Gassó, Carmen Gómez Pérez, Consuelo Gonzalo, José Martínez de Sousa, Roberto Mayoral, José Antonio Merlo, Ana Mª. Monterde, Fernando A. Navarro y Mª. José Recoder. Este libro resultará de gran utilidad tanto para profesionales de la traducción técnica, terminólogos, documentalistas, lexicógrafos y lingüistas como para el docente e investigador interesado en la materia.
Inician el manual un conjunto de trabajos de carácter teórico pero de origen aplicado que giran en torno a una idea: la necesaria especialización del traductor y la necesaria delimitación del papel de la documentación y la terminología en este aspecto. Como muestra de la necesidad de coherencia encontramos un ejemplo de la mano de García Yebra: un análisis de la formación de términos técnicos que llega a proponer soluciones que doten de coherencia a estas unidades que resultan tan útiles para el lenguaje especializado.
A continuación, la necesaria especialización del traductor se trata desde dos puntos de vista, el técnico-científico y el jurídico. Bonet y Mayoral en sus respectivos artículos establecen los criterios, parámetros y necesidades reales que existen en relación con la actividad traductora. Una revisión de los enfoques tradicionales muy recomendable. En el trabajo de Recoder y Cid y en el de Cabré encontramos las reflexiones teóricas y las instrucciones necesarias para entender la necesidad de manejar adecuadamente las fuentes de información documentales y terminológicas en traducción especializada. Cordón cierra esta primera parte con un interesante trabajo interdisciplinario que trata de la relación entre la bibliometría y la traducción.
El segundo bloque, compuesto por siete capítulos, se centra en la competencia documental y terminológica del traductor especializado. Un factor importante es el tratamiento de la lexicografía especializada que analiza y clasifica Martínez de Sousa, quien propone soluciones para mejorar la calidad en la producción editorial de obras especializadas. La cuestión de las nomenclaturas normalizadas, que engloba aspectos como el consenso terminológico y el problema de la sinonimia y la polisemia, queda reflejada en el trabajo de Navarro, que versa sobre el lenguaje médico y el farmacológico. Otros temas de interés en este bloque se ocupan de la búsqueda de recursos y compilación de corpus, siendo Corpas la que nos indica los pasos a seguir para la creación de corpus virtuales de calidad.
Resulta muy interesante la relación entre la ilustración y la traducción especializada que hace Monterde. La autora demuestra cómo el traductor de textos técnicos debe tener una formación que le permita interpretar las ilustraciones de este tipo de textos. Este último punto lo reafirman Elena y Gómez Pérez al estudiar las fuentes de información en Internet para la traducción biosanitaria alemán-español, que parten de la base de que el traductor ha de aprender los conocimientos básicos del campo sobre el que va a traducir y, siguiendo unos criterios de evaluación, se nos ofrece una nómina básica y abierta de sitios útiles para llevar a cabo el proceso documental en este ámbito.
Un buen ejemplo de fuentes de información para la actividad traductora es la página DocuTradSo, que incluye una clasificación de fuentes de utilidad para el traductor, ya que, como afirma la autora, Gonzalo, «saber documentarse es saber identificar el problema y categorizarlo». Basándose en DocuTradSo, más adelante la autora junto con Esther Fraile nos ayuda a evaluar los recursos lingüísticos en línea mediante un modelo de ficha descriptiva y gran variedad de ejemplos. Merlo nos proporciona también una visión genérica acerca de la existencia de los diferentes recursos documentales y hace una útil clasificación de las fuentes para la obtención de información.
En la tercera y en la cuarta parte del manual encontramos una serie de artículos que, a través de ejemplos y descripciones de herramientas y recursos, tratan de los cambios e innovaciones que han supuesto para el traductor especializado la aparición de Internet y las nuevas tecnologías.
Bonet describe el proceso desde que se envía la petición al Dirección General de Traducción de la Comisión hasta que se alimenta la LDR de Euramis y se actualiza la base de datos Multiterm, un ejemplo del marco teórico anteriormente establecido. A continuación, Castro, desde el teletrabajo, ofrece una revisión de los recursos documentales y profesionales más relevantes para la actividad traductora. Siguiendo la misma línea, Abadal trata los entornos de recuperación de información (RI): la búsqueda semántica y la búsqueda por patrones, para resaltar la importancia del control terminológico. Orzas presenta los puntos de divergencia que tendrían que ser considerados de cara a desarrollar trabajos que integren modelos lexicográficos y terminológicos, remarcando el carácter multidisciplinar de la terminología y la lexicografía. Y cierra esta parte Arevalillo, que aporta interesantes comentarios a partir del análisis de los componentes traducibles de un programa, teniendo como marco la gestión de la documentación en proyectos de traducción de programas informáticos.
La traducción asistida abre la cuarta parte del libro, dedicada a los recursos tecnológicos de apoyo a la comunicación interlingüística. En los tres primeros capítulos del bloque, Carbajo, Díez y Gassó nos muestran las características y oportunidades que brindan al traductor programas como Trados, Transit y Déjà Vu, y en el cuarto y último es Arevalillo el encargado de presentarnos Catalyst y Passolo, programas de gran utilidad para la traducción de programas informáticos o localización. Los especialistas que se han ocupado de este bloque animan con su experiencia y explicaciones al traductor a formarse en el manejo de herramientas, ya que el esfuerzo que este manejo implica se compensa con creces con la productividad.
En conjunto, todo un alegato a la necesidad de cambio y formación para asumir las ventajas de las tecnologías en la traducción. Este manual resultará de gran utilidad profesional para el lector, ya que incluye también gran cantidad de aspectos prácticos relacionados con la búsqueda, selección, evaluación y procesamiento de la información en el marco interdisciplinario de la traducción especializada.
José Gabriel Campos López
jose.campos@alumail.uji.es
Anna Estellés Palanca
anna.estelles@alumail.uji.es
Universitat Jaume I de Castellón